Es muy difícil competir contra un club grande, del tipo Madrid o Barcelona. Se han convertido en multinacionales del fútbol, marcas que lo acaparan todo. Son los que más ingresos generan por publicidad, derechos de televisión, ilusión de niños, de mayores...
Se está llegando a tal punto, que la semana pasada leí la noticia e que la Directiva del Celta de Vigo, se negó a asistir a la comida previa al partido de Liga, una invitación cursada por los dirigentes del Barcelona. El motivo fue que el club catalán se había llevado con malas artes a un niño de categoría benjamín, 9 años, de la entidad gallega.
Esta forma de actuar no es nueva en el Barcelona. Ya ocurrió con Iniesta y el Albacete, no siendo recompensado el club manchego en nada, cuando convencieron a la familia de Andrés, un niño de 12 años.
Al Valencia también le "vacunó", birlándole un par de promesas alevines, que hoy destacan en la cantera azulgrana.
Como no se ponen de acuerdo en legislar estos temas, los clubes grandes se aprovechan de cualquier resquicio para obtener ventaja en la adquisición de jóvenes talentos de otros lugares. Si Barcelona o Madrid disponen de más dinero, y pueden fichar prácticamente a quien quieran en profesionales, sus plantillas son casi imposibles de superar. Si a eso le añades que pueden fichar a niños antes de que despunten, sus rivales más modestos tienen pocas opciones de competir frente a semejantes monstruos, provocando las siguientes consecuencias:
1. No cuentas con la opción de vender a tus jóvenes futbolistas para poder ingresar dinero que permita confeccionar plantillas más competitivas, y volver a invertir en la base.
2. Las diferencias se hacen mayores tanto en la base como en el profesionalismo.
3. Se desvirtúa el campeonato, pues es imposible plantarles cara en una temporada tan larga como la española.
4. Las grandes empresas solo les buscan a ellos. Son los que más atractivo tienen individual y colectivamente.
Este "pirateo" de entidades grandes ha llevado a situaciones como la del Arsenal, y otros clubes ingleses, de "abordar la nave catalana" para saquear a sus futbolistas de futuro más prometedor, como Cesc Fàbregas. Les plantean un contrato imposible de mejorar a esas edades, y la seguridad de jugar en un año máximo en la Premier League. "Donde las dan las toman", piensan algunos.
Se debería buscar un acuerdo por el que los chicos no salieran de casa tan pronto, más allá de lo que diga la legislación FIFA, entidad que ya ha comenzado a actuar frente a estos desmanes, dado los perjuicios que acarrea a los clubes más modestos. Si no es así, se avecinan tiempos de guerra fratricida por niños de cuna, adolescentes y casi profesionales.
Como no se ponen de acuerdo en legislar estos temas, los clubes grandes se aprovechan de cualquier resquicio para obtener ventaja en la adquisición de jóvenes talentos de otros lugares. Si Barcelona o Madrid disponen de más dinero, y pueden fichar prácticamente a quien quieran en profesionales, sus plantillas son casi imposibles de superar. Si a eso le añades que pueden fichar a niños antes de que despunten, sus rivales más modestos tienen pocas opciones de competir frente a semejantes monstruos, provocando las siguientes consecuencias:
1. No cuentas con la opción de vender a tus jóvenes futbolistas para poder ingresar dinero que permita confeccionar plantillas más competitivas, y volver a invertir en la base.
2. Las diferencias se hacen mayores tanto en la base como en el profesionalismo.
3. Se desvirtúa el campeonato, pues es imposible plantarles cara en una temporada tan larga como la española.
4. Las grandes empresas solo les buscan a ellos. Son los que más atractivo tienen individual y colectivamente.
Este "pirateo" de entidades grandes ha llevado a situaciones como la del Arsenal, y otros clubes ingleses, de "abordar la nave catalana" para saquear a sus futbolistas de futuro más prometedor, como Cesc Fàbregas. Les plantean un contrato imposible de mejorar a esas edades, y la seguridad de jugar en un año máximo en la Premier League. "Donde las dan las toman", piensan algunos.
Se debería buscar un acuerdo por el que los chicos no salieran de casa tan pronto, más allá de lo que diga la legislación FIFA, entidad que ya ha comenzado a actuar frente a estos desmanes, dado los perjuicios que acarrea a los clubes más modestos. Si no es así, se avecinan tiempos de guerra fratricida por niños de cuna, adolescentes y casi profesionales.
Imagen: scontent-mad1-1.xx.fbcdn.net |
No hay comentarios:
Publicar un comentario
DEJA AQUÍ TUS COMENTARIOS...